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Aprende Tének es una página web, la cual su objetivo es el conservar y enseñar a toda la población dicha lengua, que es una de las principales lenguas madres en la gran huasteca potosina. Así mismo conocerás a fondo las costumbres, la ideología, la manera de pensar y comunicarse. Y en otros ámbitos conocerás el arte culinario de la cultura y enriquecernos más de las oportunidades que nos brinda nuestra familia de la cultura Tének.

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Un poco de historia

Desde el punto de vista cultural, la Huaxteca se encontraba en la oscuridad cuando los grupos de Veracruz Central habían alcanzado su esplendor. La importancia histórica de los huaxtecos como cultura mesoamericana solamente comenzaría después de los años 750-800, cobrando singular auge en el periodo Posclásico. Para entonces, y hasta el siglo XVI se extendían desde el río Tuxpan hasta el Pánuco; tierra adentro ocuparon los bancos del río Huayalejo- Tamesí, la llanura costera y partes de la Sierra Madre Oriental, de Puebla e Hidalgo, sin que sus asentamientos rebasaran alturas mayores a los 1000 m sobre el nivel del mar. Al principio, los poblados de la Huaxteca se presentan diseminados en pequeñas aldeas dispersas, formadas por unas cuantas casas que, en algunas ocasiones eran de planta oval, hechas de barro y varas. Posteriormente comenzaron a erigirlas sobre pequeñas elevaciones, o plataformas artificiales, con el propósito de protegerse de la humedad.

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En contraste, de acuerdo con algunos autores, en Hidalgo ya empleaban tumbas para enterrar a sus muertos. Sin embargo, cuando ya en varios lugares de Mesoamérica se habían desarrollado los principios del urbanismo y es posible hablar de verdaderas ciudades, en la Huaxteca tan sólo existían centros político-religiosos muy sencillos, tal vez ocupados por grupos de dirigentes. Esos centros eran de corta extensión y escasos habitantes distribuidos en un patrón semidisperso. De esta suerte, no es dado apreciar un intento de concentración ni planificación en los conjuntos arquitectónicos, y la sobriedad y sencillez de las edificaciones contrasta notablemente con la compleja monumentalidad de la arquitectura mesoamericana. Pero no solamente en ese aspecto los huaxtecos adquirieron su propia identidad; también en otras expresiones puede reconocerse su inconfundible carácter.

Así, en la cerámica y la escultura menor lograron verdaderas obras artísticas; más todavía, las figurillas femeninas hechas de barro destacan en la plástica prehispánica por la delicadeza en el acabado y la proporción que buscaron en sus formas para remarcar las caderas y pechos. Dichas figurillas, según algunos autores, estuvieron ligadas con un culto a la fertilidad, como también pudieron estarlo las esculturas fabricadas en piedra. En éstas, sin embargo, no lograron entonces un gran dominio en la talla del material, ya que son de una acentuada pobreza estética. Hasta ahora, en sus atributos, es imposible identificar alguna deidad en particular.

En cuanto a sus relaciones con otros grupos, para esas fechas se reducen a sus inmediatos vecinos de Río Verde: los de la sierra de Tamaulipas y los de Veracruz Central. Con estos últimos los nexos parece que se intensificaron después del año 500 d.C. En efecto, en la escultura principalmente, puede apreciarse la frecuente presencia de motivos decorativos de aquella cultura en la iconografía de la Huaxteca.

Hacia el último periodo de la época prehispánica, el área de ocupación de los huaxtecos se redujo notablemente. De esta manera, los habitantes del sur de la sierra de Tamaulipas quedaron fuera de su esfera; igual sucede con los del altiplano potosino. Para el caso de Río Verde, San Luis Potosí, se ha incluido el trabajo de Dominique Michelet, quien discute las relaciones entre esa región y la Huaxteca, para confirmar que disminuyeron sensiblemente a partir de los años 500-700. A pesar de la reducción del área en ciertas zonas, en otras se expandió; incluso los huaxtecos llegaron a ocupar partes de lo que ahora corresponde al norte de la sierra poblana. De esta suerte, el territorio quedó limitado a la extensión que conservaría hasta el momento del contacto.

Entre los años 700-800, por las relaciones de la Huaxteca con otras áreas culturales, comienzan a darse cambios notables. Asimismo, por el desarrollo de las instituciones políticas se incremento la agricultura y el comercio; las repercusiones se dejan ver en los asentamientos que muestran mayor densidad de población, y si bien estos núcleos nunca llegarían a ser de extraordinarias dimensiones, ni las construcciones tuvieron carácter monumental, por lo menos pasan a convertirse en verdaderos centros político- económicos que controlaban considerables territorios. Tales serían El Tamuín, San Luis Potosí; Yahualica y Huejutla, Hidalgo; Tzicóac, entre los actuales estados de Veracruz y Puebla; Tuxpan y Temapache, Pánuco y Tanhuijo, en Veracruz.

Todos estos lugares, de acuerdo con los documentos históricos en unos casos, o bien por los restos arqueológicos encontrados, reflejan una compleja organización política, económica, social y religiosa que no es dado apreciar en sitios huaxtecos de épocas anteriores. Ya en las fuentes documentales la Huaxteca aparece descrita como organizada en pequeños señoríos o estados independientes, en donde los señores, desde su centro, gobernaban territorios autónomos, que podían tener compromisos políticos o no con otros de aquellos estados, aun cuando en ocasiones los jefes estuvieran emparentados.

Ese grupo, de acuerdo con los relatos, llegó hasta Tamoanchan, lugar que puede ser o no real, para después regresar al sitio de donde habían venido. De ser este un pasaje histórico, entonces dicho grupo debe haber procedido del área maya. En efecto, huellas de esa cultura o portadores de la misma se han reconocido en la Huaxteca, en Hidalgo, en Morelos, en el valle de Toluca y en Tlaxcala. No deja de ser curioso que, a partir de entonces, la Huaxteca sea foco de atención por parte de otros grupos mesoamericanos. Así, en el periodo Posclásico Temprano hasta allá llegó la expansión tolteca y, siglos más tarde, los mexicanos conquistaron varios de los señoríos huaxtecos. A causa de esas conquistas, los huaxtecos erigieron fortalezas en determinados puntos estratégicos, lo cual no impidió que varias provincias sucumbieran ante los mexicanos. Poco tiempo habría de durar esa sujeción; unos cuantos años después se daría la conquista hispana sobre estos pueblos que formaron parte del México prehispánico, interrumpiendo su, ya para entonces, avanzado desarrollo, tanto por sus originales concepciones como por los contactos que tuvieron con otros grupos mesoamericanos.

Información extraída del libro Huaxtecos y Totonacos de Lorenzo Ochoa 1989.